Una persona compró por internet un aparato de aire acondicionado por 523 euros. Cuando llegó el aparato al domicilio, el usuario comprobó, asombrado, que la caja estaba rota, el cable del aparato estaba desgastado, había restos de pinturas y en partes del aparato había muescas y otros desperfectos. Se puso en contacto con la empresa vendedora pero, tras explicarles que le habían entregado un aparato ya usado, no le ofrecieron ninguna solución satisfactoria. El afectado acudió a Irache, desde donde se efectuó la oportuna reclamación y se consiguió que le cambiasen el aparato por uno nuevo y en buenas condiciones sin ningún gasto adicional para el cliente.