La Asociación de Consumidores de Navarra Irache recibió el año pasado más de 8.500 consultas y reclamaciones sobre los suministros de luz y gas. Las visitas por este tipo de temas son las que más han crecido en 2022.
La mayor parte de las personas han acudido a Irache porque su recibo de la luz o del gas ha subido de forma desproporcionada -pueden ser subidas de cincuenta euros pero también se han dado en algún caso de más de trescientos- o porque buscan asesoramiento para rebajar el importe de la factura mensual.
El año con los suministros más caros
El 2022 fue el año con la tarifa de la luz más cara hasta el momento, incrementándose en más de un 30% respecto al año anterior y más de un 80% respecto al 2020, si bien en los últimos meses se moderó algo su encarecimiento. También el precio del gas natural experimentó una espectacular subida el año pasado, especialmente hasta otoño.
En este contexto, han sido numerosos los consumidores que han buscado explicación a las altas facturas a las que tenían que hacer frente. En muchos casos, se debía a que el precio mayorista estaba muy elevado y al tener un contrato cuyo precio de la energía estaba vinculado a este mercado mayorista, el coste se había disparado.
Desconocimiento de precios
Otras veces el consumidor no tenía su contrato ni conocía las condiciones. En muchos casos, en Irache se ha comprobado que tenía pactado un precio de la energía muy alto y se le ha asesorado para cambiarse a otras ofertas más económicas. En recibos eléctricos un recibo puede duplicar el otro y en gas natural las diferencias pueden triplicarse.
En este sentido, hay que llamar la atención sobre la opacidad de los contratos que se suscriben de forma telefónica. Los consumidores sufren la presión de algunos comerciales, que presentan ofertas más atractivas que las condiciones reales, que son las que constan en la grabación. Otras veces firman contratos a través de mensajes sin leer las condiciones que estos conllevan.
Nuevas condiciones
Otros encarecimientos de la factura de la luz o el gas se explican porque la vigencia del contrato ha concluido y la empresa ha aplicado nuevas condiciones, sin que el consumidor haya reparado en ello. La compañía tiene obligación de comunicar al consumidor este cambio de condiciones con un mes de antelación. Si el consumidor no se opone, se le comienzan a aplicar. En ocasiones, el consumidor no ha leído la carta y otras veces, aun haciéndolo, no ha sido consciente de lo que le subían las tarifas hasta verlo en las siguientes facturas. En algún caso, incluso, la compañía no ha comunicado este cambio al consumidor.
En este sentido, ha habido compañías que habían suscrito contratos de larga duración, de cinco años por ejemplo, y, con el alza de precios, han acortado esta duración y han renovado el contrato al consumidor con unos precios notablemente más altos.
Continuos cambios a través del teléfono
Algunos consumidores han llegado a hacer hasta cuatro cambios de compañía en apenas dos meses. Todas las ofertas habían llegado a través de llamadas telefónicas. En estas situaciones los consumidores llegan a las oficinas de Irache sin saber con qué compañía están actualmente, a qué precio están pagando ni a qué se deben las facturas que reciben. Muchos de estos contratos cuentan con servicios vinculados, de cien o doscientos euros, que, aunque el cliente cambie de suministrador, se los cobran de forma íntegra.
De hecho, muchos consumidores descubren que están pagando contratos vinculados, de mantenimiento, urgencias o protección de pagos, al acudir a Irache. Además, cuando el consumidor solicita la baja del contrato de luz, no es extraño que le sigan cobrando estos servicios vinculados el siguiente año o se lo carguen en forma de penalización, pese a que un cambio en la normativa obligaba a anular estos servicios vinculados cuando se diese de baja el contrato principal de suministro. Aunque algunas compañías ponen dificultades, en muchas ocasiones el cobro de estos servicios es anulado al ser reclamado desde Irache.
Lecturas que no corresponden al consumo
Otra cuestión conflictiva en los contratos de luz y gas son las lecturas de consumo, especialmente de gas. Llegan a Irache muchos casos de facturas de luz con repetidas lecturas estimadas o con supuestas lecturas reales que no responden a la realidad del consumo y que hace que el consumidor tenga que afrontar un recibo más alto que el que le corresponde. Si estas lecturas falsas continúan durante meses, el consumidor puede acabar pagando mucho dinero de más. En general, las compañías deben leer los contadores cada dos meses y, si por alguna circunstancia no han podido hacerlo, se debe regularizar el consumo como mínimo de forma anual. Sin embargo, se observan muchas irregularidades en esta cuestión, con lecturas que no responden al consumo real.
Bono social, TUR y tope del gas
Ha habido igualmente numerosas atenciones para asesorar sobre la forma de solicitar el bono social eléctrico, que supone un importante descuento en el recibo de la luz, para pasarse a la Tarifa de Último Recurso del gas así como consultas sobre el cobro en las facturas del conocido como tope del gas.
Revisar los contratos y las cuentas bancarias
Desde Irache recomendamos revisar los contratos de luz y gas, especialmente el precio pactado por la energía consumida así como la existencia o no de servicios vinculados. También es recomendable revisar de vez en cuando las cuentas para comprobar que los recibos se corresponden con las condiciones contratadas. En este sentido, es más conveniente pedir el contrato por escrito y poder leerlo detenidamente o asesorarse antes de aceptarlo por teléfono.