Cada vez son más los consumidores que dan una salida a los productos de segunda mano. Según una encuesta encargada por la Asociación de Consumidores de Navarra Irache, el 46% dona a una organización benéfica lo que ya no usa (16 puntos más que el año anterior), el 33% lo vende por internet y el 32% compra ahora más bienes de segunda mano que antes. Por el contrario, hay un 32% que no realiza ninguna de estas acciones.
Los consumidores de 18 a 45 años son los que más venden por Internet lo que ya no usan, mientras que para los mayores de 65 esta práctica no es común. Sin embargo, este grupo sí que destaca por dar bienes a organizaciones benéficas. A esto se le añade el hecho de que las personas de 30 a 45 años compran hoy en día más bienes de segunda mano que el resto.
Darlo a una organización benéfica
Como se ha indicado, casi la mitad de los consumidores -46%- optan por donar sus productos a alguna organización benéfica. Sin duda, es mejor que cualquier producto que ya no se use pueda ser de utilidad a otras personas antes que estar guardando polvo en un cajón o un trastero. En este sentido, es de agradecer la función que llevan a cabo algunas organizaciones civiles para canalizar este altruismo social.
Una de cada tres personas vende lo que ya no utiliza
Dentro de esta tendencia, la encuesta también señala que una de cada tres personas vende por internet lo que ya no utiliza. Internet ha ampliado infinitamente las posibilidades de venta entre particulares de productos usados, a través de páginas o aplicaciones que ponen en contacto entre sí a vendedores y compradores, discriminando las ofertas, por precios, modelo de producto o por ubicación de unos y otros, por ejemplo. También hay portales online y tiendas físicas especializadas en productos de segunda mano.
Sin duda, vender un producto que ya no se va a usar es una buena opción para darle una salida y conseguir un ingreso. Eso sí, sobre todo cuando la venta se hace entre particulares, hay que ser precavido, identificar al comprador y asegurarse de que ha pagado antes de entregar el producto.
Más compras de segunda mano
Un 32% de los ciudadanos compra ahora más bienes de segunda mano que antes, un porcentaje que ha crecido tres puntos respecto al año anterior. Ya sea por concienciación social o por necesidad económica, no deja de ser algo positivo.
Eso sí, al comprar bienes de segunda mano, el consumidor debe saber que también tiene unos derechos. Si se compra a una empresa, en principio la garantía es de tres años, si bien se puede reducir en el contrato a un mínimo de un año. En este tiempo el producto debe presentar las características y funcionamiento que se le suponen al ser ofrecido.
Si el producto se compra a un particular, el producto también debe presentar las características y cualidades que se le supone al ser ofrecido. Eso sí, el plazo a reclamar por vicios ocultos varía en función de la comunidad donde se realizó la compra. En Navarra es de un año. Además, conviene identificar al vendedor y usar formas de pago seguras para no arriesgarse a perder el dinero antes de recibir el producto en buenas condiciones.
Durabilidad, criterio que gana importancia
Los consumidores cada vez valoran más la durabilidad de los productos, especialmente electrodomésticos, móviles y otros aparatos electrónicos. El tiempo de duración del buen funcionamiento de un aparato ofrece dos ventajas: por un lado, en la economía del consumidor, ya que reduce el gasto porque se puede disfrutar del producto durante más tiempo o darle un segundo uso; por otro lado, en la sostenibilidad, ya que demanda menos recursos del medio ambiente al optimizar mejor el uso de los que ya están en el mercado.
Recambios y servicios posventa hasta diez años desde que se deje de fabricar el producto
La legislación también va otorgando más presencia -aún no la suficiente- a la durabilidad de los productos y al derecho de los consumidores a reparar los productos sin que el coste sea excesivo y se vea abocado a comprar otro.
Así, desde 2022 la Ley sobre Consumidores y Usuarios obliga al fabricante a ofrecer un “adecuado servicio técnico” y “repuestos” durante el plazo mínimo de diez años a partir de la fecha en que el producto deje de fabricarse. Asimismo, queda prohibido incrementar los precios de los repuestos al usarlos en las reparaciones.