Al 32% de los navarros les gustaría realizar alguna reforma en su casa, tal y como pone de manifiesto una encuesta encargada por la Asociación de Consumidores de Navarra Irache. Lo que más se desea es una reforma integral -44% de los que quieren hacer reforma-, seguido de obras en los baños -21%-, reformas dirigidas a ahorrar energía -18%-, cambios en la cocina -17%-, en el sistema de calefacción -11%- y en el de refrigeración -3%-.
Por edades, es significativo que los que en mayor medida quieren hacer alguna reforma en su casa son los menores de 30 años -43%- y los que menos los mayores de 65 años -22%-. En cuanto al tipo de reforma, los de entre 30 y 45 años son los que más se inclinarían por trabajos para ahorra energía en casa y los más jóvenes, menores de 30 años, son los que se muestran más inquietos por mejorar el sistema de calefacción.
Ir formando una vivienda más sostenible y habitable
Irache considera que desde la Administración y el sector se debe seguir fomentando estos trabajos de rehabilitación para ir formando un patrimonio de vivienda más sostenible, habitable y adaptado a las nuevas necesidades de los ciudadanos. A la vez, aconseja a los consumidores interesados que se informen sobre las subvenciones y ayudas que se ofrecen para costear estos trabajos, ya que pueden suponer un abaratamiento notable del precio a pagar.
Exigir presupuesto detallado por escrito
No es extraño que acudan personas a Irache porque están teniendo algún tipo de problema en la reforma de su casa. Entre los más habituales suelen estar el precio a pagar por el trabajo, los retrasos en la ejecución o la calidad de la reforma.
Como se ha indicado, una de las quejas más habituales suele referirse al precio a pagar. En ocasiones sucede que el consumidor encarga la reforma mediante un pacto verbal y sin presupuesto de ningún tipo. Posteriormente, cuando le pasan la factura se siente engañado porque considera que el precio es excesivo.
Antes de comenzar una obra, es aconsejable pedir varios presupuestos, aunque sean aproximados, para poder comparar. En este caso, conviene acordar antes si me van a cobrar por elaborarlo y cuánto, aunque luego no se encargue el trabajo.
Si ya ha elegido empresa, esta deberá entregarle un presupuesto, ya detallado, que indique exactamente las labores a realizar y el coste que va a tener cada una de ellas. En él debería desglosarse también el precio de los materiales y de la mano de obra con las horas de trabajo estimadas. También se deben detallar los impuestos. El consumidor debe estar atento porque algunas empresas hacen una primera estimación muy baja, para que el consumidor las elija, y luego el presupuesto real es mucho más alto.
Cualquier sobrecoste debe ser aceptado por el cliente
Otro de los grandes problemas relacionados con el precio son las modificaciones sobre el presupuesto inicial aceptado. En principio, la empresa debería comunicar cualquier imprevisto que suponga un encarecimiento del pago y el consumidor debería aceptarlo para que lo puedan cobrar. Sin embargo, no son extraños los encarecimientos no justificados, que a veces suponen miles de euros, sobre el presupuesto ofrecido en un principio. Algunas empresas establecen en el presupuesto un porcentaje variable por imprevistos, por ejemplo, de un 10%. Con frecuencia, este porcentaje “variable” se acaba cobrando, aunque no siempre se justifique con el rigor debido.
Hacer constar la fecha de conclusión y la penalización por retraso
Otro de los conflictos más habituales en estos trabajos es el plazo de conclusión. Es importante fijar en el contrato una fecha de inicio y de finalización de las reformas. Es más, es mejor concretar una penalización por la demora que se pueda producir respecto a la fecha fijada. Esta es la mejor manera de evitar los retrasos. Han acudido personas a la Asociación que, seis meses después de lo previsto, seguían en su casa con el trabajo a medias y otras, incluso, que tuvieron que encargar el trabajo a otra empresa porque la encargada lo dejó sin concluir.
Hay que tener en cuenta que, en función del tipo de reformas, las obras pueden hacer la casa inhabitable y producir unas molestias muy notables: socios de Irache han pasado semanas en hoteles y otros, meses en casas de familiares o amigos por retrasos no previstos, con el coste añadido, tanto económico -en ocasiones de más 3.000 euros- como familiar, que puede conllevar.
Detallar el resultado final comprometido
Otra queja muy habitual por reformas es la deficiente calidad o terminación de los trabajos. Para evitar malentendidos, lo mejor es concretar al máximo las reformas, si es posible, aportando en el contrato descripciones y elementos gráficos que plasmen el resultado final encargado. Cuanto más detallada sea esta descripción, más posibilidades habrá de reclamar posteriormente posibles incumplimientos.
En la misma línea, conviene concretar materiales, marcas, modelos o piezas que se van a utilizar -y que deben estar incluidas en el presupuesto-. Hay quien, para evitar problemas, prefiere comprar por sí mismo los materiales y pagar a la empresa exclusivamente por efectuar los trabajos.
Pagar por fases o trabajos concluidos
Otro elemento importante es determinar en el contrato la forma de pago, para que quede claro de qué manera y cuándo se van a efectuar los abonos. No es extraño que algunas personas determinen pagar ciertas cantidades o porcentajes del presupuesto en varios pagos: al firmar el contrato, al comenzar la obra, al acabar una parte, al finalizar… Esto permite que el consumidor sólo tenga que pagar ciertas partidas cuando ya han concluido los trabajos y asegurarse que la empresa no le deja con la reforma sin concluir una vez que ya tiene el dinero en su cuenta.
Si se detectan fallos en la obra es importante comunicarlos a la empresa encargada del trabajo lo antes posible. También puede venir bien sacar fotografías o cualquier otro elemento que atestigüe estos errores. Además, siempre hay que conservar contrato y facturas de los trabajos realizados.
Otro problema repetido es que, meses después de una reforma, especialmente al llegar el invierno, se detectan humedades en la propia casa o incluso en otras viviendas contiguas. Según el tiempo transcurrido, algunas empresas eluden su responsabilidad.
Un punto básico es pagar todo con factura de por medio. Ha habido personas que han pagado reformas en efectivo y sin factura y les han dejado el trabajo a medio hacer. La supuesta empresa ha desaparecido. Cuando han acudido a Irache, se les ha explicado que sin factura ni contrato el margen de reclamación es mínimo ya que no hay documentación que demuestre el encargo.
También ha habido algún caso de personas que han aceptado un presupuesto, han comenzado a pagar y, al ver que la obra iba muy despacio, se han reunido con la empresa y esta ha admitido que estaba en mala situación y que ha usado los pagos para pagar deudas anteriores.
Licencias urbanísticas, respetar horarios vecinales
Otra cuestión fundamental es informarse de las licencias o permisos urbanísticos necesarios para llevar a cabo cualquier reforma. Por otro lado, es aconsejable informar al resto de vecinos sobre ellas. Conviene asegurarse de que las obras no afectan a elementos comunes del edificio y preguntar por si hay horarios fijados para las obras en el edificio.
Además, es muy recomendable asesorarse si la reforma puede estar sujeta a subvenciones o ayudas de algún tipo, así como desgravaciones o impuestos reducidos, ya que pueden suponer un importante abaratamiento del coste final.