Una persona tenía contratada una línea móvil con una operadora telefónica. En un momento dado solicitó el cambio de titularidad de la línea y la puso a nombre de su hija, para que se la cobraran a hija. Pasados cuatro años, revisó sus cuentas bancarias y vio que le seguían cobrando a ella la factura mensual telefónica. Pensó que se trataba de un error, y que la compañía no habría efectuado el cambio de titularidad. Sin embargo, cuando habló con su hija sobre el tema descubrieron que les estaban cobrando la línea de forma simultánea a las dos.
Reclamaron a la operadora y para ello aportaron la solicitud de cambio de titularidad y el histórico de las facturas que se llevaban cobrando doblemente desde hacía cuatro años. Finalmente la operadora reconoció su error y pagó 1.999 euros.