Un asociado de Irache era copropietario de una bajera desde el año 2008. Aunque en el momento de la compra tenían un proyecto para el local, éste se truncó y desde la adquisición el local éste no tenía ningún uso. Sin embargo, en febrero llegó una factura de la compañía eléctrica de 3.010 euros. El afectado no se explicaba de dónde podía venir el gasto, puesto que no se había consumidor prácticamente luz en los últimos meses. Desde Irache se contactó con la empresa para exponer la situación y reclamar una justificación más detallada del gasto eléctrico. Tras la carta, la eléctrica admitió que se había producido un error en la lectura del contador, anuló la factura de tres mil euros y envió la correcta, que era de 6,97 euros.