Una pareja asociada a Irache quería reformar su cocina, que ya tenía más de quince años de antigüedad y contaba con fallos y desperfectos como consecuencia del desgaste sufrido con el paso del tiempo. Tras comprar los electrodomésticos, se centraron en la encimera y eligieron una de cuarzo blanco.Sin embargo, cuando, días después, llegó la encimera a su casa se dieron cuenta de que era de un tono amarillo. La pareja se negaba a aceptar pagar los cerca de tres mil euros que costaba una encimera de otro color al elegido. Tras reclamarlo, se descubrió que el fabricante había cambiado recientemente el catálogo pero, al no llegar esta modificación al establecimiento vendedor, se había producido el error. En cualquier caso, y tras contactar con el fabricante, finalmente éste accedió a que el consumidor eligiese una nueva encimera, que le pusieron en sustitución por la amarilla sin ningún sobre coste.