La Asociación de Consumidores de Navarra Irache advierte que las compañías eléctricas no se pueden llevar el contador de un cliente y refacturar los consumos sólo con decirle que está averiado y sin informar ni permitir una comprobación del mal funcionamiento por parte de la Administración u otro organismo.
La empresa cambia el contador y refactura sin informar al consumidor
Irache ha recibido decenas de consultas sobre estas cuestiones. Los consumidores ven que su compañía les ha cargado facturas de meses ya cobrados anteriormente, algunas de ellas de cientos de euros. Cuando preguntan de dónde provienen esos cobros, la compañía les explica que su contador se había averiado, lo han tenido que sustituir y calcular nuevamente los consumos de los meses en los que, según su versión, no se han contabilizado correctamente los kilovatios-hora gastados.
La situación puede ser peor si consideran que ha habido una manipulación del aparato, ya que los cargos al consumidor pueden superar los mil euros.
No valen las “meras manifestaciones interesadas”
Una sentencia reciente ha obligado a una compañía eléctrica a devolver 467 euros que cobró a una asociada por la refacturación de los consumos de luz sin haber demostrado que el contador estuviese averiado. La sentencia señala que para concluir que el aparato funciona mal “no basta con las meras manifestaciones interesadas” de la compañía, “sobre todo cuando no vienen avaladas por los correspondientes informes o documentos procedentes de organismos o personas ajenos que acrediten la realidad de este funcionamiento incorrecto”.
La compañía “no puede por sí sola” cambiar el contador y refacturar
La compañía no informó del mal funcionamiento a la clienta y le privó de la posibilidad de “verificar mediante un organismo imparcial y ajeno si dicho contador estaba estropeado o no y si era pertinente proceder a la refacturación complementaria”. Dicta el juez que la empresa no puede por sí sola proceder a su cambio y a realizar, de manera unilateral y sin que esté objetivamente acreditado dicho incorrecto funcionamiento, una facturación complementaria.
En concreto, a esta persona se le enviaron en marzo nuevamente facturas de junio del año anterior a enero, una de ellas por un importe de 387 euros. Cuando desde Irache se reclamó la doble facturación, la compañía respondió que había comprobado que el contador estaba averiado, lo habían cambiado y, por ello, había recalculado los consumos, sin haber informado de nada a la clienta.
Calculan el consumo de verano como si fuera invierno
Además, la sentencia también considera que este cálculo se había hecho de manera “desproporcionada” ya que se había calculado el gasto efectuado desde junio a octubre “en que los días son más largos y más calurosos, por lo que el consumo de electricidad se reduce drásticamente en una ciudad como Pamplona”, partiendo del consumo realizado en los meses de enero y febrero, “en que dicho consumo se dispara, al ser los días muy reducidos y más fríos”.
Si observa una refacturación de la luz, conviene asesorarse
Si usted observa que le vuelven a facturar consumos de la luz ya pagados, puede que se deba a una supuesta avería o manipulación del contador. En estos casos es recomendable que se asesore convenientemente o acuda a su asociación de consumidores. Eso sí, hay que tener cuidado con no pagar las facturas, aunque se consideren desproporcionadas, porque el consumidor se arriesga a que le corten la luz.
Irache considera que el consumidor tiene derecho a que otro organismo verifique la avería
Irache considera que la Administración debería exigir a las empresas que, en los casos de avería o manipulación del contador, preserven los derechos de los consumidores. En este sentido, deberían notificar siempre la avería del contador en el momento de detectarla, aportar un informe suficientemente detallado que explique las razones técnicas y, sobre todo, no tocarlo ni sustituirlo hasta dar la posibilidad al consumidor de que solicite la verificación por parte de la Administración, tal y como contempla la normativa.
De no ser así, el consumidor queda en una situación de indefensión en la que no puede comprobar la supuesta avería o manipulación y se ve obligado a pagar cargos de cientos de euros, los considere apropiados o no, para no correr el riesgo de quedarse sin luz.