IRACHE RECIBE MÁS DE 2.500 CONSULTAS SOBRE LUZ Y GAS EN EL PRIMER CUATRIMESTRE

La Asociación de Consumidores de Navarra Irache ha recibido en lo que va de año más de 2.500 consultas y reclamaciones sobre suministros de luz y gas durante el primer cuatrimestre del año.

Comparar diferentes ofertas en el mercado

Generalmente, los consumidores acuden porque quieren saber cómo pueden abaratar sus facturas energéticas. En el sector de la luz, conviene revisar las ofertas que ofrecen las compañías en el mercado libre. Algunas de ellas se están equiparando o incluso mejorando el precio de la tarifa regulada, en un momento en el que el coste de la energía es bastante asequible. Contratar una de estas tarifas puede asegurar un precio interesante para, al menos, el próximo año de vigencia de la tarifa sin depender de las oscilaciones del mercado. Eso sí, hay que prestar atención al acabar el año a que la compañía no comunique un cambio de condiciones. Si es así y no le convencen, el consumidor tendrá que volver a buscar ofertas en el mercado.

Si se suscribe una de estas tarifas libres conviene cerciorarse de si se está contratando algún servicio adicional, con su coste y sus condiciones. También conviene asegurarse de que el nuevo contrato no cuenta con ninguna clase de permanencia, para poder cambiarnos en cualquier momento sin coste. Estas permanencias están a veces camufladas en los pagos de servicios adicionales, ya que por el suministro no debe superar el 5% de la energía estimada que ha quedado sin consumir. Si se ofrecen descuentos, es importante ver su duración, para tener en cuenta que a partir de entonces la factura subirá.

En gas, valorar la tarifa regulada

En cuanto al mercado del gas, es muy recomendable revisar bajo qué contrato se está suministrando el servicio. Actualmente, la tarifa regulada ofrece unos precios más baratos que la mayor parte de las ofertas del mercado libre. El consumidor puede comparar sus tarifas con la regulada y, si le compensa, cambiar de contrato. El precio de la tarifa regulada se actualiza cada tres meses; en la próxima revisión de junio ya no habrá limitación del 15% del coste de la materia prima de esta tarifa, limitación que ha venido aplicándose en los dos últimos años.

Se duplica la factura porque se aplican nuevos precios tras el primer año

Algunos consumidores acuden a Irache porque su factura ha subido últimamente de forma repentina, o incluso en ocasiones desproporcionada, con recibos que duplican o incluso triplican el anterior importe, especialmente en el gas. En muchas ocasiones, estos encarecimientos tienen que ver con que el contrato ha vencido y las nuevas tarifas aplicadas son notablemente más caras que las anteriores.

La compañía tiene obligación de comunicar al consumidor este cambio de condiciones con un mes de antelación. Si el consumidor no se opone, se le comienzan a aplicar. En ocasiones, el consumidor no ha leído la carta y otras veces, aun haciéndolo, no ha sido consciente de lo que le subían las tarifas hasta verlo en las siguientes facturas. Otras veces, la modificación se ha incluido en la última factura, en una letra pequeña y confundida con el resto de información del recibo. En otros casos, ni siquiera hay constancia de que la compañía haya comunicado este cambio al consumidor.

Por teléfono, más riesgo

Otro punto a destacar es la opacidad de los contratos que se suscriben de forma telefónica. Los consumidores sufren la presión de algunos comerciales, que presentan ofertas más atractivas que las condiciones reales, que son las que constan en la grabación. Otras veces firman contratos a través de mensajes sin leer las condiciones que estos conllevan.

Continuos cambios de compañía

Algunos consumidores han llegado a hacer hasta tres cambios de compañía en apenas mes y medio. Todas las ofertas habían llegado a través de llamadas telefónicas. En estas situaciones los consumidores llegan a las oficinas de Irache sin saber con qué compañía están actualmente, a qué precio están pagando ni a qué se deben las facturas que reciben. Muchos de estas personas creen que han contratado la tarifa regulada cuando no es así.

Otros clientes descubren, al acudir a Irache, que están pagando contratos vinculados, de mantenimiento, urgencias o protección de pagos. Además, cuando el consumidor solicita la baja del contrato de luz, no es extraño que le sigan cobrando estos servicios vinculados al siguiente año o se lo carguen en forma de penalización, con importes de hasta doscientos euros. Aunque algunas compañías ponen dificultades, otras anulan estos servicios al ser reclamado desde Irache.

Lecturas que no corresponden al consumo

Otra cuestión conflictiva son las lecturas de consumo, especialmente de gas. Llegan a Irache muchos casos de facturas de luz con repetidas lecturas estimadas o con supuestas lecturas reales que no responden a la realidad del consumo y que hace que el consumidor tenga que afrontar un recibo más alto que el que le corresponde. Si estas lecturas falsas continúan durante meses, el consumidor puede acabar pagando mucho dinero de más. En general, las compañías deben leer los contadores cada dos meses y, si por alguna circunstancia no han podido hacerlo, se debe regularizar el consumo como mínimo de forma anual. Sin embargo, se observan muchas irregularidades en esta cuestión, con lecturas que no responden al consumo real. Este tipo de conflictos también se están dando ahora en comunidades de vecinos que han individualizado el consumo de calefacción.

Bono social y tarifas reguladas

Ha habido igualmente numerosas atenciones para asesorar sobre la forma de solicitar el bono social eléctrico, que supone un importante descuento en el recibo de la luz, y para pasarse a la Tarifa de Último Recurso del gas.

Revisar condiciones y asegurarse de que los cobros corresponden

Desde Irache recomendamos comparar ofertas y revisar detenidamente los contratos de luz y gas, especialmente el precio pactado por la energía consumida, así como la existencia o no de servicios vinculados. También es recomendable revisar de vez en cuando las cuentas para comprobar que los recibos se corresponden con las condiciones contratadas. En este sentido, es más conveniente pedir el contrato por escrito y poder leerlo detenidamente o asesorarse antes que aceptarlo por teléfono.