Un joven sufrió la clonación de su tarjeta de crédito, tras lo que el delincuente realizó un gasto fraudulento a través de la copia. La entidad bancaria que había expedido la tarjeta reclamó al afectado una deuda de 300 euros, a lo que el cliente se negó y el banco lo exigió por vía judicial, en la que el juzgado desestimó la demanda. Meses después, el consumidor se puso en contacto con una empresa para la que había trabajado porque no le habían pagado los 320 euros correspondientes a la nómina. La empresa indicó que había efectuado el ingreso en la cuenta correspondiente. Al ponerse en contacto con el banco, éste explicó que había cobrado la deuda -anteriormente denegada por vía judicial- del dinero ingresado. Desde Consumidores Irache se reclamó el inmediato reingreso del capital en la cuenta del cliente, solicitud que fue satisfecha por parte de la entidad bancaria.