Manoli contrató un tratamiento de depilación láser para su hija en axilas, inglés, piernas y abdomen. Tras cuatro sesiones sin incidentes, en la quinta sesión la hija sintió dolor y lo comentó, pero el técnico que la atendía no interrumpió ni varió el tratamiento. Salió dolorida y, al ver su madre su estado, acudieron al médico del centro de salud. Se le diagnosticaron quemaduras de grado I en las zonas del cuerpo tratadas, lesiones que requirieron consultas con dermatólogo y tratamiento con productos específicos.
Además, dado que las lesiones se produjeron al comienzo del verano, la hija de Manoli no pudo ir a la piscina o la plaza para no exponerse al sol durante el periodo estival, lo que produjo un claro daño en la calidad de vida, ansiedad y estrés en la menor. Tras acudir a Irache, se reclamó una indemnización por la negligencia de la clínica y por todas las lesiones producidas. Se aportó para ello informes médicos, dermatológicos y fotografías. Finalmente, la clínica pagó 2.700 euros.
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