Un joven solicitó en una entidad bancaria un préstamo. La finalidad del crédito era poder costearse unos estudios en los que iba a matricularse así como los gastos derivados de ellos durante su estancia en Madrid. Sin embargo, las previsiones del joven no se cumplieron y la conclusión del programa académico le supuso alargar más su estancia en la ciudad. Además, tuvo dificultades para acceder a puestos laborales bien remunerados por lo que no pudo hacer frente a los pagos del préstamo bancario. Por ello, la entidad le reclamaba 2.900 euros que debía del préstamo más cerca de dos mil euros en concepto de intereses de demora o impago. El padre del joven acudió a Irache, desde donde se negoció con el banco, y se consiguió que la entidad perdonase la deuda correspondiente a intereses y saldar el compromiso con el pago de 2.900 euros que correspondían exclusivamente a la amortización del préstamo.