Un joven iba a volar por primera vez en avión para, junto a su pareja, pasar unas vacaciones en Mexico. Pero el viaje no fue todo lo tranquilo que se esperaba. En primer lugar el embarque se retrasó tres horas. Al subir, la tripulación sólo hablaba inglés y, dos horas después, tuvieron que bajar del avión sin haber despegado. Tras dos horas más de espera, esta vez en el aeropuerto, les trasladaron a un hotel. Finalmente pudieron volar a las cinco de la tarde del día siguiente. Sin embargo, sufrieron un nuevo retraso de tres horas, el vuelo, que duró dos horas más de lo previsto, se realizó en un avión más pequeño que el día anterior y en peores condiciones y finalmente llegaron a Mexico un día y medio más tarde de lo contratado. Los asociados acudieron a Irache y se reclamó la compensación por la noche pérdida de hotel y las molestias causadas a causa del retraso. La agencia de viajes devolvió a la pareja 440 euros.